12.25


***

Cà More


· Uvas: Sangiovese y Syrah.

· Región: Emilia-Romaña, Italia.

· Temperatura: 18º C.


· Guarda: Hasta 5 años.


· Autor/a: Andrea.


· Disponible en: Exclusivo para miembros de Club Chidos. ¡Escríbenos si quieres más!



No sabes la emoción que sentí al conocer este vino. Como diseñadora gráfica, yo sí juzgo por la portada, y la etiqueta de este vino ¡me encantó! De las mejores primeras impresiones que he tenido en Vinos Chidos. Y no es casualidad que se vea tan bonita, así que déjame presentarte a Treré, una bodega que busca mantener la tradición de la región y al mismo tiempo conectar el vino con el arte.

Treré está en las colinas de Faenza, en la región de Emilia-Romaña, Italia. Probablemente no te suene esta zona en cuanto a producción de vino, y es cierto, no es la más famosa, pero la calidad de sus vinos y su enfoque en acompañar la gastronomía local hacen que valga la pena mantenerla un poquito en secreto. Y me encanta que seas de las pocas personas que van a probar este vino.

Su lema lo dice todo: “L’Arte del Vino”. Esta bodega lleva 50 años reconociendo que el vino es en sí mismo un producto del arte. Nace de la tierra y se transmite por las manos de los expertos que se apasionan por elaborar el vino. Suena hasta poético, ¿no crees?

Para contarte más sobre su conexión con el arte, esta región de Italia es más reconocida por su arte cerámico, específicamente Ravenna. Aquí puedes encontrar algunos de los ejemplos más bellos y mejor conservados del arte bizantino; incluso tienen ocho monumentos que fueron nombrados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y es que sí es impresionante el nivel de detalle:



También destaca por sus producciones de cerámica utilitaria, el uso de colores intensos como azules, verdes y dorados; la inspiración en los mosaicos locales que imitan la textura a teselas. Incluso en mi búsqueda encontré a una ceramista que es el reflejo exacto de lo que estoy hablando; aquí puedes ver ejemplos de sus piezas.

Por otro lado, esta región tiene una gran tradición agrícola y es un ejemplo de cómo un territorio puede producir alimentos y vinos de forma complementaria. Principalmente cultivan cereales, hortalizas, uva y olivo; además de producir quesos y embutidos de calidad como el parmesano y el Prosciutto di Parma. Tan solo de escribirlo ya me imagino lo delicioso que han de comer por allá. 🤤

Vamos a conectar todo lo que acabo de decir. Valeriano Trerè (fundador de la bodega) trabajaba en la agricultura por tradición familiar y su deseo de iniciar su propio negocio lo llevó a comprar sus primeras hectáreas para cultivar vid. Comenzó por producir los tres primeros vinos DOC de la zona: Albana, Trebbiano y Sangiovese. Esta última variedad la vas a encontrar en este vino y, a diferencia del Sangiovese Toscano, vas a percibir un vino con aromas y sabores más intensos. También presenta una estructura más completa, lo que lo hace más apto para la crianza y perfecto para acompañar con platillos locales.

¿Y la etiqueta qué? No me iba a quedar sin contarte sobre eso. Estas etiquetas son nuevas; la bodega mantiene la tradición, pero no le tiene miedo a lo moderno. Con la finalidad de atraer a un público más joven y también a los pocos conocedores del vino, desarrolló una serie de diseños creativos en sus etiquetas para evocar a la tradición y tener un impacto visual más fuerte pero distintivo.

No quiero hacer mucho spoiler pero para ayudarte a descubrir la personalidad de este vino, vas a percibir que es muy aromático (si descubres a qué flor te recuerda, ganas 5 puntos). También vas a encontrar sabores especiados, ligeramente mentolados y ciruela damascena. Y como bien se dijo, es perfecto para acompañar con comida; no estamos en Italia, pero seguro encontrarás algo que le vaya muy bien. Si no, ya sabes que siempre te dejamos algunas recomendaciones para que lo disfrutes.
Lo recomendamos tomar:

1. Pintando cerámica con amig@s.
2. Comiendo una pasta muy jitomatosa.
3. Viendo la temporada 5 de Emily in Paris (se estrena el 18 de diciembre 👀)

***

Torre Raone Pecorino d’Abruzzo


· Uva: Pecorino.

· Región: Abruzzo, Italia.
 
· Temperatura: 10° a 12°C.


· Guarda: De 3 a 5 años.


· Autor/a: Luis.


· Disponible en: Exclusivo para miembros de Club Chidos. ¡Escríbenos si quieres más!



Para ser sincero, este vino me voló la cabeza. Es de esos que te desarman los prejuicios y te recuerdan por qué amamos este mundo de los vinos, que va contracorriente de lo fácil y lo comercial. En un mundo lleno de blancos predecibles, llega este Pecorino y te sirve una dosis de energía pura, como si un rayo de sol italiano saliera directo de tu copa. Pero lo que lo hace realmente especial no es solo su sabor, sino la historia de rebeldía y ciencia que hay detrás.

Para entender este vino, hay que conocer al genio detrás de la botella: Luciano di Tizio. ¡Prepárate para el chismecito! Resulta que Luciano no es el típico heredero de un viñedo con siglos de historia, él es un agrónomo, un científico de la tierra. En 1997, vio un terreno abandonado en Abruzzo —esa espectacular región italiana atrapada entre los picos nevados de los Apeninos y la brisa salada del mar Adriático— y, en lugar de maleza, vio un potencial increíble.

Decidió construir su sueño desde cero, con una misión clara: rescatar las uvas autóctonas a las que ya nadie les hacía caso. Su objetivo no era solo plantar uvas, sino restaurar un ecosistema, demostrando que la mejor tecnología en el campo es una tierra viva y sana.

Su protagonista fue la uva Pecorino, conocida como la "ovejita" porque, según la leyenda, a los rebaños de ovejas (“pecora”) les encantaba comérsela en las montañas. Esta uva casi se extingue, pero Luciano, con su visión de científico y su alma de granjero, le dio una nueva oportunidad. En una época donde se premiaba la cantidad sobre la calidad, muchos viticultores la arrancaron para plantar variedades más productivas. Era un tesoro escondido a plena vista. Lo que la hace única es su increíble equilibrio natural: acumula mucho azúcar (de ahí que a las ovejas les gustara) pero mantiene una acidez altísima. Esa dualidad es el santo grial para un gran vino blanco.

Luciano fundó Torre Raone bajo una filosofía radicalmente simple: respeto total por la tierra; cero químicos, todo orgánico y mínima intervención en la bodega. Él no "hace" el vino, simplemente acompaña a la uva para que se exprese con total libertad. Hoy, su hijo Dante sigue sus pasos, asegurando que este legado de honestidad continúe.

Y toda esa esencia, toda esa historia, la sientes en la copa. Este no es un vino tímido. En nariz, su introducción es una explosión de jazmín, fruta blanca como pera y durazno, con un latigazo cítrico de toronja, toques de flores de acacia y un toque herbal a salvia.

Pero el clímax llega en la boca: tiene una textura cremosa que te envuelve —un truco de magia que logran al dejar que el vino descanse sobre sus lías—, seguida de una acidez vibrante que te despierta y te pide otro trago.

El desenlace es un final largo, salino y mineral que te transporta a la costa del Adriático, un final que persiste, recordándote ese toque de piedra de río que solo los viñedos con influencia marina pueden dar.

Es el sabor de una uva rescatada, cultivada en un suelo vivo, por una familia que cree que el mejor vino es el que habla con la verdad.

Lo recomendamos tomar:

1. En una tarde de terraza con amigos y mucho chismecito.
2. Comiendo Risotto de limón con camarones, o un aguachile verde bien fresco.
3. Escuchando el álbum Lux de Rosalía. En especial la canción llamada ‘Suavignon Blanc’ ;).

***

Pollo al Pomodoro
(plato fuerte)


  • Esta receta marida con tu Cà More.



Ingredientes:


- 2 pechugas de pollo
- 6 cucharadas de aceite de oliva extra virgen
- 1 diente de ajo, pelado
- 6 o 7 jitomates medianos, pelados
- Las hojas de dos ramas de tomillo
- 1 hojas de laurel
- 1 rama de albahaca y hojas extra para emplatar
- 500 g de spaghetti (o la pasta que gustes)
- Queso parmesano fresco, rallado para emplatar
- 1 pizca de hojuelas de pimiento rojo (opcional)
- Sal




PROCEDIMIENTO:



1. Sazona el pollo con sal y pimienta y séllalo en una sartén hasta que esté dorado por ambos lados. No debe estar bien cocido en este momento, se terminará de cocinar con la salsa.

2. En una cacerola grande a fuego medio-bajo, calienta el aceite con el ajo, ligeramente aplastado, hasta que chisporrotee. Sigue cocinando a fuego bajo por aproximadamente por 2 minutos.

3. Agrega la albahaca, el tomillo, la hoja de laurel y, si quieres, la pizca de hojuelas de pimiento rojo.

4. Vierte con cuidado los tomates y su jugo, incorporarlos con el resto de los ingredientes de la cacerola. Usa un machacador de papas o una cuchara de madera resistente para aplastar los jitomates. 

5. Sazona con media cucharadita de sal y sube el fuego a medio. Deja que hierva y luego baja el fuego para mantener una cocción suave.

6. Tapa la cacerola parcialmente y cocina de 25 a 35 minutos, removiendo de vez en cuando hasta que los jitomates se oscurezcan y la salsa espese. Si la salsa se espesa demasiado, pruébalo, si su sabor aún no es dulce, añade un chorrito de agua y sigue cocinando.

7. Apaga el fuego y deja reposar la salsa por 10 minutos para que se enfríe. Luego, cuélala con un colador de malla fina, presiona los jitomates suavemente para obtener una textura suave, y regrésala a la cacerola (o elige una más grande) y tápala para mantenerla caliente.

8. Pon a hervir 5 litros de agua en una olla grande y salala generosamente. Agrega la pasta y cocina hasta que esté al dente.

9. Regresa el pollo a la salsa y deja que se termine de cocinar bien.

10. Antes de que hierva, agrega  la pasta y dos cucharadas del agua de pasta. Cocina a fuego bajo por 2 minutos, asegurándote que todo esté bien cubierto con la salsa.

11. Sirve la pasta y añade encima un poco de salsa, ralla queso parmesano fresco por encima. Puedes adornar con más hojas de albahaca.